La hidroterapia es el uso del agua para curar enfermedades, aliviar el dolor, producir la relajación y conservar una buena salud general. Para fines terapéuticos, el agua puede ser fría o caliente, en forma de hielo o de vapor. Los tratamientos incluyen baños de inmersión (habitualmente en agua fría), baños calientes en tina, de asiento, de barro, de vapor, saunas, regadera de chorro muy fino, frotación con sales, chorro a presión, compresas frías o calientes, lavados e irrigación del colon. La hidroterapia puede consistir también en la ingestión de aguas con cualidades especiales, como las minerales, para mejorar la digestión.

La fisioterapia se puede dividir en tres categorías principales:

Preventiva. El terapeuta ayuda a desarrollar programas de acondicionamiento físico de bajo riesgo para prevenir enfermedades crónicas y problemas como el dolor lumbar.
Tratamiento. El terapeuta diseña programas para pacientes con determinadas lesiones, como fracturas óseas, o problemas musculoesqueléticos, como la tendinitis crónica.
Rehabilitación. El terapeuta trabaja durante un largo periodo con pacientes delicados o débiles, como los que han sufrido un daño neuromuscular causado por derrame cerebral o lesiones en la cabeza. El personal de rehabilitación a veces trabaja con terapeutas ocupacionales, que son profesionales que ayudan a personas con discapacidad física y trastornos del movimiento a recuperar el control muscular.

El fisioterapeuta recurre a diversos tratamientos: ejercicios especializados, estimulación eléctrica de los nervios, hidroterapia, crioterapia, termoterapia y masaje. Las sesiones pueden ser a domicilio, en el departamento de rehabilitación o fisioterapia de un hospital o en el consultorio del terapeuta. La mayoría de las pólizas de seguro cubren un número limitado de sesiones cuando son recetadas por un médico.